La gente dice que un poema debe ser comprensible. Como una señal en la calle, que exhibiese estas simples y claras palabras: "En venta". Pero una señal callejera no es exactamente un poema. Aunque puede entenderse. Por otro lado, ¿qué sucede con los hechizos y los encantamientos, con lo que llamamos palabras mágicas, con el lenguaje sagrado del paganismo, con palabras como "shagadam, magadam, vigadam, pitz, patz, patzu"? Son meras cadenas de sílabas cuyo significado el intelecto no puede captar y forman una especie de lenguaje que sobrepasa el sentido en el habla del pueblo. No obstante, un enorme poder sobre el género humano se atribuye a estas incomprensibles palabras y a estos mágicos hechizos, así como una influencia directa sobre el destino del hombre. Tienen una magia poderosa. Reclaman para sí el poder de controlar el bien y el mal y de gobernar el corazón de los enamorados. Los sacerdotes de muchas naciones han escrito en un lenguaje incomprensible para aquellos por los que oraban. ¿Entiende un hindú los Vedas? ¿Entienden los rusos a la Antigua Iglesia Eslava? Ni polacos ni checos entienden latín. Pero una plegaria escrita en latín obra casi tan poderosamente como un cartel en la calle. Del mismo modo, el lenguaje de los hechizos mágicos y encantamientos no debe ser juzgado en los términos cotidianos del sentido común.
Su extraña sabiduría puede reducirse a verdades contenidas en sonidos aislados: sh, m, v, etc. Nosotros no entendemos, claro está, tales sonidos. Lo confesamos honestamente. Pero no hay duda de que estas secuencias de sonidos constituyen series de verdades universales que captamos antes que nuestra alma despierte. Si pensamos que el alma se halla dividida entre el gobierno del intelecto y una tormentosa población de sentimientos, entonces los encantamientos y el lenguaje que sobrepasa el sentido son exhortaciones dirigidas a la cabeza de gobierno para que tome conciencia de los sentimientos del pueblo, un llamado directo al despertar del alma o un ejemplo supremo del papel de las masas en la vida del lenguaje y el intelecto. Otro ejemplo: Sophia Kovaleskaia debe su talento para las matemáticas, según ella misma hace notar en sus memorias, al hecho de que las paredes de su cuarto de niña estaban recubiertas con un empapelado nada habitual: las páginas del libro de álgebra avanzada de su tío.
Debemos reconocer que el mundo de las matemáticas es un área restringida, especialmente en lo que a la parte femenina de la humanidad concierne. Kovalevskaia es uno de los pocos mortales que han entrado en ese mundo. ¿Pudo una criatura de siete años haber entendido realmente aquellos símbolos —signos de igualdad, potencia, paréntesis—, todos los mágicos trazos de las sumas y sustracciones? Por supuesto que no; sin embargo, ellos ejercieron una influencia decisiva sobre su vida, y fue bajo la influencia de aquel empapelado de la infancia que llegó a ser una matemática famosa.
De modo similar, la magia de una palabra sigue siendo magia aún si no es comprendida, y nada pierde de su poder. Los poemas pueden ser o no comprensibles, pero deben ser buenos, deben ser reales.
A partir del ejemplo de los signos algebraicos en las paredes del cuarto de Kovaleskaia que ejercieron una influencia decisiva sobre el destino de la criatura, y a partir del ejemplo de los hechizos, resulta claro que no podemos pedirle al lenguaje: "Sé fácil de entender, como una señal en la calle". El habla de la razón más alta, aún cuando no es comprensible, cae como una semilla en el suelo fértil del espíritu y sólo mucho más tarde, de manera misteriosa, da a luz sus retoños. ¿Entiende la tierra la escritura de las semillas que el labrador esparce sobre su superficie? No. Pero el grano igual madura en otoño, en respuesta a aquellas semillas. Sea como fuere, no sostengo ciertamente que cualquier escrito incomprensible sea bello. Sólo quiero decir que no debemos rechazar un escrito simplemente porque es incomprensible para un determinado grupo de lectores.
Se ha sostenido que los poemas acerca del trabajo solamente pueden ser creados por gente de las fábricas. ¿Esto es correcto? ¿No es la naturaleza de un poema encontrarse en el distanciamiento de sí mismo, de su punto de contacto con la realidad de todos los días? ¿No es el poema un despegarse del Yo? Un poema se dice para despegar. ¡Y en el menor tiempo posible su lenguaje debe cubrir la mayor distancia en imágenes y pensamientos!
Sin tomar distancia de sí no hay lugar para el progreso. La inspiración desmiente siempre la experiencia del poeta. Los caballeros medievales escribieron sobre rústicos pastores, Lord Byron sobre piratas, Buda fue el hijo de un rey que escribió en alabanza de la pobreza. O a la inversa: Shakespeare fue condenado por robo, pero escribió en el lenguaje de los reyes, como lo hizo Goethe, el hijo de un burgués modesto, y sus escritos son admirados como retratos de la vida en la corte. Las tundras de la región del Pechora jamás conocieron la guerra, aunque allí se preservan canciones épicas sobre Vladimir y sus heroicos caballeros, los cuales hace mucho que han sido olvidados sobre el Dniéper (1). Si consideramos la creatividad artística como el máximo estiramiento posible de la cuerda del pensamiento en la clavija del creador de la vida, entonces tenemos una buena razón para creer que aún los poemas acerca de la producción en serie serán escritos no por alguien que trabaje en la producción en serie, sino por alguien que esté fuera de las paredes de la fábrica. Y para probarlo, una vez que tome distancia de la producción en serie, tensando la cuerda de su alma hasta el extremo, el poeta de la producción en serie transfigurará el mundo de la imaginería científica, de las extrañas visiones científicas, en el futuro del Planeta Tierra, como Gastev, o en el mundo de los valores humanos básicos, como Alexandrovsky, en la vida sutil del corazón. (1919-20).
Velimir Khlebnikov. "Sobre la poesía". Traducción de Ricardo Ibarlucía. Diario de Poesía 24 (primavera de 1992). Tomado de La biblioteca de Marcelo Leites.
(1) Se refiere a Vladimir I. príncipe de Kiev, llamado el Grande, que gobernó Rusia del 980 al 1015. Durante su reinado los rusos se convirtieron al cristianismo. El río Pechora nace en los Urales y desemboca en el mar de Barents; el río Dniéper nace al sur de la meseta de Valdaí, atraviesa Bielorrusia y Ucrania (Kiev) y desemboca en el mar Negro. (N. del T.).
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