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Emily Dickinson: Las ruedas de las aves

  • Writer: iván garcía lópez
    iván garcía lópez
  • Apr 8
  • 3 min read

Updated: Apr 11






[En estas páginas] se recogen las palabras que Emily Dickinson escribió aquí y allá en pedazos de papel, en sobres de cartas recibidas o sin enviar, en envolturas de chocolate y hasta en trozos desprendidos de papel tapiz, palabras que no alcanzaron a atildarse como para posar en la página en blanco; palabras inestables, indecisas, rodeadas de ruido, de posibilidades e imposibilidades.


De la contratapa de Francisco Segovia.




Poemas y fragmentos





O erija la Fama

su Ciudadela sin sitio –



*


Un negarse a admitir la Herida

hasta que quedó tan abierta

que cupo en ella toda mi Existencia

y hubo precipicios cerca –


El simple cerrar de una tapa

que se abrió para el día

hasta que el tierno Carpintero

la clava para siempre y la termina



*


Un Dolor es más claro en Primavera

contra todos los cantos que resuenan

no las Aves – sino los Pensamientos –

Fulgores diminutos y el Aliento –

cuando queda deshecho su motivo

para cantar, a quién le importa el Trino

del Azulejo – si la Vida Eterna

esperó a que rodaran una Piedra –



*


De haber sabido el Peso que llevaba

le habríamos ayudado con el miedo

pero cargó la Tonelada a Cuestas

para que así el Error no fuera nuestro –


Tan valiente sonreía

como para detectarlo

hasta quedar detenida –



*


Ay Magnanimidad –

mi Visita en el Paraíso



*


Ay momento Suntuoso

transcurre más despacio

para así solazarme –

Nunca será igual la carestía

ya que veo la abundancia –


Entonces o ahora –

qué fue morir de hambre –

La diferencia de la luz de día

para el que llevan a la horca

con el alba en el cielo



*


El recado de Un Ave

es mejor que millones de palabras

una vaina no lleva

más que una sola espada



*


La zanja es adorable para el Ebrio

porque no es su Cama –

¿Será su Defensor – su Edificio?

Con la Cabeza desplomada

segura en su Santidad andrajosa –

y arriba sólo el cielo –

se inclina sobre el Abandono

y queda a leguas el Honor



*


El Hogar más hermoso que yo he visto

se construyó en una Hora

Lo hicieron dos Sujetos conocidos

una Flor y una araña a solas –

una mansión de encaje y de Satén –



*


Acepta mi tímida felicidad – No es en vano la Alegría – sino que se suma a un total esplendente – cuya Morada



*


No es posible privar de sí

a ningún alma Humana –

su propiedad indestructible

ampara su morada –

Intocable como la Luz

que observa el mundo entero

e inexpugnable como el Oro

aún no descubierto



*


Hay quienes son superficiales a propósito y sólo profundos por accidente



*


requiere

celeridad

sería mejor

no – sería

inmemorial

podría

a las cosas

por las cosas

más tenues



*


La Tarde y el Poniente y las preciosas insignificancias que conforman el atardecer


se dan noble Cita


Saturados sólo de Música, como las Ruedas de las Aves –



*


Así como hay Habitaciones de la Mente a las que – nunca entramos sin Disculpa – tendríamos que respetar los sellos de los otros –



*


Pero acaso no es un Sueño todo Acontecer tan pronto lo dejamos atrás –



*


Solitario como diversiones de mentes acabadas –



*


Nada tan viejo como un encanto deteriorado –



*


La Serpiente sin Padre –



*


Enséñale a un Corazón el camino que debe tomar y se desviará de él tan pronto como pueda





Emily Dickinson. Las ruedas de las aves. Traducción y prólogo de Juan Carlos Calvillo. México: Aquelarre Ediciones, Los Otros Libros y Ediciones La Rana, 2023.

 
 
 

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© 2018 by Iván García

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