Áspero tiempo el nuestro, quizá uno de los más ásperos de esta Humanidad que se dice civilizada. Todo revolucionario nacido en estas pocas decenas de años está poseído por un patriotismo furioso por esta época, que es su patria en el tiempo. Pero Esenin no era un revolucionario. El autor de Pugachev y de las Baladas de los veintiséis era un lírico íntimo. Nuestra época no es lírica. Esa es la razón esencial por la que Sergio Esenin, por propia voluntad y tan pronto, se ha ido lejos de nosotros y de nuestro tiempo.
Su resorte lírico no hubiera podido desarrollarse hasta el fin sino en una sociedad armoniosa y feliz, llena de cantos, en una época en la que no reinara más el duro combate, sino la amistad, el amor, la ternura. Ese tiempo vendrá.
Que en este recuerdo al poeta no haya nada que nos abata o nos haga perder coraje. El resorte que tensa nuestra época es incomparablemente más poderoso que nuestro resorte personal. La espiral de la historia se desarrollará hasta el fin. No nos opongamos a ella, ayudémosla con toda la fuerza consciente de nuestro pensamiento y de nuestra voluntad. Preparemos el futuro. Conquistaremos, para cada uno y para cada una, el derecho al pan y el derecho al canto.
León Trotsky, Literatura y revolución (1964). Publicado originalmente en el diario Pravda, en enero de 1926.
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