1. El origen del lenguaje está depositado en las palabras, pero también en la carne del ciervo y en los hongos alucinógenos.
2. El circuito del habla es uno de los muchos ciclos naturales.
3. La noción de “Literatura” debe ser abolida y en su lugar debe ser recobrado el concepto de “Decir”. Estudiar y prolongar el devenir del Decir.
4. El Decir ha sido verbocéntrico por demasiado tiempo. Probablemente el tercer milenio tenga que evolucionar a formas del lenguaje alejadas de la palabra, anteriores a la palabra.
5. El latido humano es una de las modulaciones originarias del gran ritmo universal, como los mantras. El latido animal es el mantra primordial.
6. Las nociones “formalistas” de métrica, rima y tropo deben ser definitivamente sustituidas por las de aliento, latido y percepción.
7. Cada vez que fallen todas las técnicas para crear un poema o descontaminar la “tradición” hay que pedir auxilio a la voz. La voz es un tratamiento invaluable contra las enfermedades y crisis del lenguaje.
8. Todas las obras son fragmentos de una gran partitura universal, de un proceso ritmado del cual todos los seres son momentos y entonaciones. La buena obra poética es aquella que se inserta, atrapa y anota una parte de esa partitura.
10. El crujir de la hojarasca o el sincronizado rompimiento de los cascarones de los cocodrilos contiene en un segundo todo el lenguaje posible.
11. El siseo del agua, los sonidos de las palabras son parte del Gran Ritmo Universal. Pero también, extrañamente, los machetazos en las aldeas asesinadas y el claxon paranoico de la ciudad.
12. El Gran Ritmo Universal puede ser escuchado y transcrito en un baile, una plática, etcétera, tanto como en un poema.
13. En las manos están ocultos y por ellas pueden ser liberados algunos de los secretos superiores del lenguaje.
15. Yo no distingo mis manos de mis pensamientos.
16. Entre todos (Lautréamont) escribir el Sutra de la Otredad.
22. Para hacer poesía, no se necesita un “Yo” sino un “Otro”.
23. El Decir no pertenece ni es protagonizado por una sola “Gran Tradición”. Existe una pluralidad innumerable de tradiciones. Entre ellas a veces hay intersecciones, unificaciones o desvanecimientos, pero casi todas, en realidad, son “líneas” paralelas que han corrido sin jamás tocarse.
24. Hay que colocarse en la Contra-Tradición, en la ConTradición, en la Contradicción. En la Contradicción de la Contra-Tradición.
25. Convertir todas las tradiciones, las “líneas” de las muchas tradiciones del Decir, en una telaraña o en un tejido es el objetivo de todo poeta. El poeta debe servir de trama de toda la historia poética, de hilo que atraviesa todos los hilos.
27. Las funciones elementales del decir son sonar y sanar. Cuando las palabras han dejado de sanar, cuando la poesía ha perdido su función medicinal y ya no cura a quien la hace y a quien la recibe, ya no es poesía, sino falsificación.
31. El decir debe ser visionario. Poesía que no sea visionaria ni siquiera vale la pena hablar de ella. Aquel individuo que no crea que al hacer poesía se convierte en un vidente, está haciéndonos perder nuestro tiempo y pierde el suyo.
33. La danza, la poesía y la memoria, todo nos fue enseñado por las criaturas no humanas. Los primeros chamanes del lenguaje son los animales salvajes.
34. La poesía es la prueba externa de la existencia de un mundo interior.
35. El lenguaje es la aldaba en la puerta de lo real.
37. El decir es Decir sólo en su contexto ceremonial. Lo demás se llama literatura.
38. El objetivo también es lograr que nos comuniquemos con los animales y conozcamos sus imaginaciones.
39. Lo inconcebible es la meta. Los lugares comunes que pudren nuestro pensar provienen de nuestra sabiduría. Es preferible erradicar nuestra sabiduría que predicar, más allá de una generación, el mismo conocimiento del mundo.
43. Cada vez que escucho la palabra “cultura”, pego un grito que prueba que pertenezco a la esfera de los animales.
48. Este no es un manifiesto personal, sino una recopilación de proyectos que creo haber detectado en las últimas fases del proyecto del Decir. Todo lo que he dicho, no lo digo yo, sino que es dicho; el yo es tan sólo una voz, en la voz el yo se transfigura en lo otro. No lo he dicho yo sino otro.
Heriberto Yépez. Por una poética antes del paleolítico. México: Anortecer, 2000.
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