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Writer's pictureiván garcía lópez

Henri Michaux. "Trayecto Zao Wou-Ki" (1970) y "Acerca de mi pintura" (1959)

Updated: Dec 29, 2020



TRAYECTO DE ZAO WOU-KI


Zao Wou-Ki también abandonó lo concreto. Pero su pintura ha conservado con la naturaleza un aire de familia.


Está allí. No está allí. No puede ser ella, lo que uno ve. Ha de ser de ella, no obstante.


Totalmente diferente. Sin detalles.


Naturaleza captada en la masa.


Naturaleza siempre, más acogedora, más desbocada. Telúrica.


Flexible aún.


No singular, no desconcertante, fluida, en tonos cálidos que más bien son luz, chorros de luz.


Vacía de árboles, de ríos, sin bosques ni colinas, pero llena de trombas, de temblores, de emanaciones, de impulsos, de derrames, de vaporosos magmas coloreados que se dilatan, se elevan, se disparan.


Requerida por problemas nuevos, por dramas, invasiones.


Es con la naturaleza que Zao Wou-Ki se mueve, se muestra, que es abatido, que se reanima, que cae, que se levanta, que se entusiasma, que se entusiasma "por", que se entusiasma "contra", que hierve..., que dice lo que le ahoga.


A través de ellas es como, sin obstrucción, puede hablar, como puede realizar gestos realmente amplios, no simplemente coloreados por la penosa exasperación humana.


Por medio de la naturaleza, en alianza con ella, es posible vivir más intensamente lo que vivíamos a solas. Podemos, superados todos los sufrimientos, liberada toda aspiración, volver a vivirlo, con munificencia, una prodigiosa munificencia... sin mezquindad.


La naturaleza, adquirimos su extensión, la profundidad que le es propia. Podremos vivir en otro nivel.


En las pinturas de Zao Wou-Ki, de proporciones a veces gigantescas, acorde con la dimensión de lo que experimenta, hay ahora –enaltecedora transferencia– cada vez más unas potentes asunciones de tierra. Masas enormes que, llegado el momento, han de cobrar altura.


Esa naturaleza reconstruye para Zao Wou-Ki un espléndido período geológico.


En ella, las levitaciones, las agitaciones, los alzamientos dominan.


Los lienzos de Zao Wou-Ki –como es sabido– tienen una virtud: son benéficos.



ACERCA DE MI PINTURA (1959)


Pinto tal como escribo. Para hallar, para volver a hallarme, para hallar mi propio bien al que poseía sin saberlo. Para obtener la sorpresa y al mismo tiempo el placer de reconocerlo. Para hacer o ver aparecer cierta indefinición, cierta aura, allí donde otros quieren o ven lo lleno.


Para dar cuenta de la impresión de "presencia" en todas partes, para mostrar (y en primer lugar a mí mismo) las marañas, los movimientos desordenados, la animación extrema de los "no sé qué" que se agitan en mis lejanías y buscan instalarse en la orilla.


Para dar cuenta no de los seres, incluso ficticios, ni de sus formas incluso insólitas, sino de sus líneas de fuerza, sus impulsos.


Para ser el papel secante de los innombrables pasajes que en mí (y a buen seguro no soy el único) no paran de afluir.


Para detenerles un instante y más que un instante. Para mostrar también los ritmos de la vida y, si es posible, las vibraciones mismas del espíritu.



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Henri Michaux. "Trayecto Zao Wou-Ki" y "Acerca de mi pintura". En Escritos sobre pintura. Edición y traducción de Chantal Maillard. Madrid: Vaso Roto, 2018. pp. 173-174 y 123.

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