Entrar – como desorganizado.
Sin fin.
Ni rumbo preestablecido.
“La Navidad
se acerca como la nieve
de esta noche”.
(Yamaguchi Seison)
“Para el hombre que diga
‘Mis hijos son una carga’
no habrá flores”
(Matsuo Basho)
Siempre me sorprende la dedicación y el silencio con que trabajan algunas personas. Veo, por ejemplo, los haikus que cada lunes traduce un librero prácticamente anónimo de Barcelona.
Palabras deshilachadas, entretenimientos.
Prelenguas.
“Comienzos de aún no se sabía muy bien qué, distracciones de un momento… entretenimientos para las horas de espera durante la caza”.
Eso es lo que siento con los cantos de trabajo.
El origen – no sólo del canto
sino de las lenguas.
Cantos de pescadores en la madrugada.
Esos hombres parados allí – en el mar. No buscan la “Literatura”. Ni exhibirse.
“La noción de “Literatura” debe ser abolida y en su lugar debe ser recobrado el concepto de “Decir”. Estudiar y prolongar el devenir del Decir. El Decir ha sido verbocéntrico por demasiado tiempo. Probablemente el tercer milenio tenga que evolucionar a formas del lenguaje alejadas de la palabra, anteriores a la palabra. Las nociones “formalistas” de métrica, rima y tropo deben ser definitivamente sustituidas por las de aliento, latido y percepción.”
Grafómanos. Agnès Richter –
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