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Writer's pictureiván garcía lópez

Apuntes para diario

Updated: Feb 14, 2022


Ezequiel Robledo Romero


Escribir un diario es poner nuestras alegrías en el papel, solo que casi ya no hay papel y pocas alegrías, pero quizás escribir un diario sea en sí mismo una alegría, la de poder poner en palabras y frases una cierta imagen de nuestra vida. ¿Qué es lo que nos atraviesa cada día? Y luego, ¿cómo hacerlo? No hay un método que lo enseñe, cada escritor de diario debe inventar su modo. Algunxs fechan, otros no, algunxs cuentan lo cotidiano, otrxs exactamente lo extraordinario, o como dice Ana Beciu acerca del Diario de Alejandra Pizarnik –que, según ella, es tan abstracto como el de Kafka–, que no cuenta o representa sino que pone en el papel un mundo interno y existencial en pensamientos. Evidentemente, un diario de escritor. Hoy en día hay muchas bitácoras dando vuelta acaso porque en ellas podemos volcar las experiencias ligadas a un proceso de creación. Lo personal del diario se encuentra con los avances y retrocesos, descubrimientos y dudas que caracterizan al hecho creativo. Las bitácoras eran los diarios de a bordo de los navegantes en los cuales eran anotados los movimientos, los sucesos del viaje, en fin la vida de la nave en alta mar.


Escribir un diario implica ser perseverante con uno mismo, tener paciencia cuando parece que no hay motivo por el cual escribir, porque en definitiva aun en el día más rutinario o en el cual parece que nada pasa, podemos ver una flor, una mariposa, un recuerdo, la forma de una nube, una cierta esperanza también, por qué no.


*Nota para el curso "La Nave. Laboratorio de escrituras: Diario".



Alejandro Schmidt


Un poema [o un diario] debe asumir el riesgo, la desprolijidad, el exceso. Prefiero los recortes, lo que se deshecha, borrones, tachaduras… no el objeto acabado, la conclusión, el punto final, sino los pedazos vivientes, los sueños, los tumultos de la sangre… Amo los balbuceos, el desorden, las dudas, los espacios en blanco, las reiteraciones… ¿no opera acaso así nuestro corazón, nuestra cabeza? No el artificio, la artesanía, por sublime que sea, y sí esa pulsión de tinieblas y sangre y toda nuestra vida deshecha allí aconteciendo, acompañándonos. Muy pocos llegan hasta el final y hasta el final no se llega con prudencia, astucias, disciplina, se llega con otra cosa que está contra la mano propia, contra los principios, las ideologías y sobre todo contra el temor. Corrijo un poema con otro y con otro… desde los 13 años estoy buscando el poema verdadero, ¿por qué no habría de divertirme mientras tanto? Escribo casi todos los días, ceniza, perlas, florcitas de plástico y también mi lírica de dolor y de veneno… va saliendo la poesía, va saliendo de esa tripa y uno no sabe qué es, ni maneja ni controla nada, salvo alguna corrección inevitable, alguna prudencia en publicar, alguna música.



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